Escribe: Luciano Revoredo R.
Saliendo de Ica con inquietud pisquera uno aspira ese tenue hálito dulzón de las parras al viento. Descubre dramáticos pecanos. Se deja llevar por el encantamiento de aquellas dunas que alguna vez recorrió prodigando milagros el Venerable Padre Guatemala. Fray Ramón Rojas para la burocracia vaticana, que de siglos atrás viene estudiando su expediente de santo pisquero. Porque la sospecha cede a la certidumbre. Algún copón de pisco apuró el padrecito entre milagro y milagro. Sin duda.